Transformado la Educación Estadounidense: Aprendizaje potenciado por la Tecnología (TIC)
RESUMEN EJECUTIVO
Para los Estados Unidos, la educación es la clave para el crecimiento económico y la prosperidad, así como la generadora de capacidades para competir en la economía global. Es el camino para conseguir buenos empleos y acrecentar el ingreso de los estadounidenses. Es una necesidad no solo para que funcione la democracia sino para fomentar la colaboración transfronteriza e intercultural de manera que se resuelvan los problemas más desafiantes de nuestro tiempo.
Bajo la administración del presidente Obama, la educación se ha convertido en una prioridad urgente jalonada por dos objetivos claros:
- Se aumentará la proporción de graduados de la educación superior pasando del nivel en el que se encuentra actualmente, alrededor del 41%, a lograr para el 2020 que el 60% de la población obtenga un grado después de cursar dos o cuatro años de educación superior.
- Cerrar la brecha de logro o desempeño, de manera que todos los estudiantes que se gradúan de la educación escolar estén preparados para tener éxito en la educación superior y en carreras profesionales.
Estas son metas agresivas y alcanzarlas constituye un reto enorme. Habría que adicionar a lo anterior las proyecciones de la mayoría de los estados y del gobierno federal de recibir menos ingresos en el futuro cercano y queda muy claro que se requieren estrategias efectivas de costo/beneficio y de ahorro en costos que permitan mejorar los resultados del aprendizaje y las tasas de graduación para millones de estadounidenses.
Específicamente, se debe hacer un compromiso con la innovación y promover la implementación, la evaluación periódica y el mejoramiento continuo. Los programas y proyectos que funcionen deben escalarse, de manera que cada institución educativa tenga la oportunidad de aprovechar a su favor ese éxito. Las regulaciones, políticas, acciones e inversiones deben ser estratégicas y coherentes.
Específicamente, se debe hacer un compromiso con la innovación y promover la implementación, la evaluación periódica y el mejoramiento continuo. Los programas y proyectos que funcionen deben escalarse, de manera que cada institución educativa tenga la oportunidad de aprovechar a su favor ese éxito. Las regulaciones, políticas, acciones e inversiones deben ser estratégicas y coherentes.